Por Jorge Luis Montiel
(Adornos de la vanidad, venenos para el cerebro)
Hoy fui a la tienda Sears que se encuentra en la “Plaza Punto” en la esquina de las avenidas Centenario y Rosales de la ciudad de Los Mochis y observo que en el pasillo principal del centro comercial están tres muebles improvisados para anunciar sus productos de moda como son bolsos.
Los soportes de las tres improvisadas mesas con superficie de cristal son libros, toda una serie de libros que van desde autores diversos, colecciones como la editorial Clío, enciclopedia de lecturas para niños, libros especializados como uno de ingeniería civil que tiene por título “Introducción a la mecánica de suelos y cimentaciones” o la novela de suspenso “El caos omega” de Robert Ludlum, entre otros.
Al mirar lo anterior no pude menos que sentirme indignado por la forma como utilizan los libros en la tienda Sears. En mi casa, si me permiten presumir, los libros ocupan un lugar especial.Desde niños a mis hijos se les inculcó el respeto a los libros y siempre observaron en ellos la fuente principal del conocimiento escrito.
Los encargados de la promoción de la tienda seguramente nunca fueron a una escuela o si fueron nunca en su mugrosa vida necesitaron un libro. Estoy seguro que no supieron la verdadera utilidad del libro.
Supongo que esos empleados o gerentes de la tienda con su pobre educación, si acaso en verdad fueron a una escuela utilizaban los libros para sentarse o para cruzar los charcos de las calles.
Seguramente fueron de esos estudiantes que aborrecieron los libros, estudiantes que nunca encontraron placer en la lectura, los libros sólo servían para llevarlos al retrete cuando se terminaba el papel higiénico y con las hojas se limpiaban la cola.
Nadie que aprecie el valor de un libro puede aceptar estas imágenes. Habría que imaginarse las horas de trabajo que aplicaron los autores de estos libros y colecciones para poder promocionar su obra literaria y lo menos que pudieran imaginarse que el esfuerzo intelectual terminaría sirviendo para soporte de mesas improvisadas de la lujosa tienda.
El consumismo barato de la idiotez sólo mira las bolsas que se promocionan a la venta. Una persona razonable,educada, se indigna al mirar tal ofensa. Sin embargo, debo decirlo que las personas que se acercaron sólo veían las bolsas. No observaron las patas de las mesas.
El 23 de abril pasado se celebró el día internacional del libro, hace tres días. Debo entender que Sears lo festejó muy bien con un maldito escaparate improvisado de estupidez. Para lo único que sirven los libros según Sears son para sostener los adornos de la vanidad y lo menos que le importa a la mercantilista empresa es el contenido de esos montones de hojas, eso no se vende bien, al contrario son veneno para el cerebro del consumidor. Sears si te entiende y los libros te ofenden (H.F) ©
Las patas de la mesa en Sears |
Libros accesorios útiles |
La utilidad del libro para Sears |
La tienda se encuentra en la esquina que forman los bulevares Centenario y Rosales de la Cd de Los Mochis, Sinaloa. |
La tienda se encuentra en la esquina que forman los bulevares Centenario y Rosales de la Cd de Los Mochis, Sinaloa. |
La tienda que no entiende |
El día de la inauguración. |
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