Las razones de la economía
caminan más despacio que los impulsos de la política. Dicho de otra forma, los
impulsos de la política llegan más lejos que las razones de la economía. En el
espectro nacional permea la idea escéptica (casi decepción) en los mexicanos respecto al estado de
bienestar inmediato que generará las reformas. En este momento los operadores
del poder económico de Peña Nieto transitan por una ruta crítica de
credibilidad ciudadana que los asfixia. Ante lo incomprensible de las
expectativas de crecimiento del PIB de 3.7% para el 2015 que no nos dice nada,
al menos no llena nuestras expectativas de panzas vacías, nos bombardean con una
intensiva campaña publicitaria del “encanto presidencial”. Es decir, lo que no
ha logrado la economía hasta momento lo quieren alcanzar a punta de flashazos y
pantallazos para dejar deslumbrado al incrédulo pueblo de “lo bonito” y
convincente que se escucha “nuestro presidente”. Es curioso pero “el reformador
carismático” enfrenta graves problemas de popularidad. Eso les preocupa
políticamente; llegar al 2015 con este déficit de resultados benefactores a
corto plazo. Esa es la razón por la cual en el segundo informe lanzaron un
gancho para que lo mordamos los pobres, una paleta jugosa que se llama “Prospera”.
La “ofensiva encantadora” tiene como objetivo doblegarnos a punta de copetazos
(H.F) ©
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